Momento muy emotivo y esperado por rocieros y por los hermanos de la Hermandad de la Esperanza, ver en San Nicolás a la Reina de la Marismas, y al Azahar más delicado Rocío y Esperanza, madres del Dios moreno que descansa en el altar mayor, el Cristo de la Expiración.
Pero me queda la pena de ver ese magnífico templete entrar en la iglesia y acercarlo a los pies de la Virgen de la Esperanza, entrar en un lugar que en su día fue su casa, adentrarse en un lugar donde es tan querida. No se porque razón esto ha dejado de ser así, pero lo que si se, es que en su casa, (San Nicolás), siempre, SIEMPRE , ES, HA SIDO Y SERÁ BIENVENIDA...
Espero y deseo que de nuevo todos podamos volver a vivir esos momentos tan bonitos de rezos y plegarias, cuando se veían las caras en el interior de San Nicolás...
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