lunes, 17 de septiembre de 2012
Para ser capataz, primero hay que ser persona...
Ayer, como ya va siendo casi una costumbre, fui a Sevilla, para disfrutar de la procesión de la Pastora de Santa Marina. Casi sin querer fui testigo de un hecho que acaeció en el discurrir de esta y que me gustaría compartir con vosotros para que no cayera en el olvido.
La guapísima Virgen de la Pastora se disponía a adentrarse en la calle que lleva su nombre , Divina Pastora. Eran aproximadamente las 21:30 horas y se escuchó en la delantera del paso una mujer gritando, "un médico por favor, un médico"...
La curiosidad, al igual que a muchos de los presentes, me llevó a ver que pasaba. Cuando llegue a una casa puerta cercana, me encontré con la siguiente imagen. En el suelo una persona mayor, rodeado de un gran charco de sangre. Ese pobre hombre quizás al escuchar los sones de la banda o al intuir la cercanía de la presencia de la Virgen, intentó salir a la calle, con tan mala suerte de desplomarse por las escaleras de su casa. La primera persona que lo auxilió y a la cual yo me encontré de rodillas aguantándole su cabeza, fue Antonio Santiago. No solamente fue el primero en auxiliarlo sino que además aguantó con ese pobre hombre hasta que llegó la ambulancia, ordenándoles a sus auxiliares incluso que siguieran sin él.
No voy a ser yo quien descubra como capataz a Antonio Santiago, pero este detalle como persona, a mí personalmente me llegó muy hondo.
La guapísima Virgen de la Pastora se disponía a adentrarse en la calle que lleva su nombre , Divina Pastora. Eran aproximadamente las 21:30 horas y se escuchó en la delantera del paso una mujer gritando, "un médico por favor, un médico"...
La curiosidad, al igual que a muchos de los presentes, me llevó a ver que pasaba. Cuando llegue a una casa puerta cercana, me encontré con la siguiente imagen. En el suelo una persona mayor, rodeado de un gran charco de sangre. Ese pobre hombre quizás al escuchar los sones de la banda o al intuir la cercanía de la presencia de la Virgen, intentó salir a la calle, con tan mala suerte de desplomarse por las escaleras de su casa. La primera persona que lo auxilió y a la cual yo me encontré de rodillas aguantándole su cabeza, fue Antonio Santiago. No solamente fue el primero en auxiliarlo sino que además aguantó con ese pobre hombre hasta que llegó la ambulancia, ordenándoles a sus auxiliares incluso que siguieran sin él.
No voy a ser yo quien descubra como capataz a Antonio Santiago, pero este detalle como persona, a mí personalmente me llegó muy hondo.
domingo, 16 de septiembre de 2012
El mosto del 2012...
sábado, 15 de septiembre de 2012
Sevilla tiene un color especial...
Con este tema entro en la Plaza del Molviedro la Agrupación Virgen de los Reyes, en el pasado Domingo de Ramos del 2010. Puede gustar más o menos, pero no dejo indeferente a nadie...
jueves, 13 de septiembre de 2012
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